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Por esa época, Streltsov todavía simpatizaba con el Spartak, pero se dejó convencer y fichó por el conjunto de la empresa de automóviles y camiones ZIL, sin importarle demasiado que fuese mucho menos poderoso que el CSKA (el club del ejército), el Dínamo (de la agencia de inteligencia KGB), el Lokomotiv (de los ferroviarios) o su admirado Spartak (vinculado a la industria frigorífica). Ahí debería dejar que el fútbol sea un deporte humano.