Inicialmente, casi todos los equipos utilizaban pantalones de un color que contrastaba con el de la camiseta. Ellos hacen el diseño, encargan la producción a proveedores -en su mayoría locales- y después procesan los pedidos que llegan a su web o envían a tiendas físicas. Aunque la mayoría de los jugadores emplean un tipo de calzado específico denominado, entre otras maneras, «botas de fútbol», las reglas no especifican que tengan tacos. Al principio, los jugadores simplemente clavaban tiras de cuero a los zapatos para aumentar el agarre, llevando a que la FA estableciera que ningún clavo debía asomarse por fuera del calzado. Los asociados de la Asamblea Nacional Catalana deben abonar una cuota mínima mensual de cuatro euros, pero no existe límite, es decir, que las aportaciones periódicas que realizan pueden ser mayores si así lo desean. Los pantalones deben ser cortos, y en la práctica actual se llevan por encima de la rodilla. Cuando un equipo del F. C. Dínamo de Moscú hizo una gira por la Europa occidental en 1945, generó tantos comentarios por sus grandes pantalones como por la calidad de su juego.
Del mismo modo, la Football League lo rechazó por unanimidad porque consideraba que Milton Keynes debía ganarse la membresía en los terrenos de juego. Del mismo modo, las suelas, hechas principalmente de caucho o poliuretano, pueden variar en su rigidez de una bota a otra, puesto que se prefieren suelas más blandas en terrenos lodosos. En algunos casos, estos contratos estipulan el uso de la bota antes de que la misma salga al mercado, o se incluye la serigrafía del nombre del jugador o su dorsal en algún sector. También se debe incluir el número del jugador en la parte frontal del pantalón, ya sea en la pierna izquierda o en la derecha, y el mismo debe tener entre 10 y 15 cm. En la primera parte de la década también llegaron los primeros equipamientos patrocinados, replicas camisetas futbol con grandes clubes como el F. C. Bayern de Múnich mostrando nombres de compañías en sus camisetas.
Los equipamientos —principalmente las camisetas— se empezaron a fabricar en masa, permitiendo así que los seguidores pudiesen comprarlos y generando grandes beneficios para los clubes. Del As, mejor ni hablar: se inventan noticias, escriben en él Manolete y Roncero (no diré lo que me parecen) y no sirve ni para envolver el bocata. Que diga Luis que Pernía es bueno, pero A.López y Del Horno le gustan más, que no vaya con cuentos. A finales de verano se recuperó una prenda clásica y que rápidamente se convirtió en tendencia. Con todo, en este periodo solían llevar una indumentaria de lana más similar a un suéter que a las camisas de los demás jugadores. Sin posibilidad de indumentaria adecuada, cada jugador se procuró una camisa blanca, a la cual Doña María Mincheff de Lazaroff le cosió un detalle negro a la altura del corazón. El árbitro no había notado que le faltaban las botas, pues los pies del jugador estaban cubiertos de barro. Otra innovación que tuvo poca aceptación ocurrió en el 2005, cuando el entonces entrenador del Real Madrid, Vanderlei Luxemburgo, hizo que Raúl González usara un auricular para darle órdenes directamente.
Existe además el caso del Athletic Club y el Atlético de Madrid, quienes compraban directamente el equipamiento del Blackburn Rovers y más tarde del Southampton Football Club, siendo los colores de este último los que adoptarían definitivamente. La camiseta ganadora fue ideada a partir del uniforme del prócer José Gervasio Artigas, quien fuera el que inspirara los colores del club. Pero, gastar un poco más y adquirir cosas de excelencia es mejor que ahorrar unos cuantos euros y obtener artículos de baja clase que no durarán mucho más. Así, camisetas futbol 2022 leemos «Conozco cosas por las que todos sienten curiosidad» y «Guapa 24/7». La mejor parte de todo esto es que cualquiera de las 10 camisetas que puedes encontrar en Lefties pueden ser tuyas por solo 3 euros. En enero el president Puigdemont viajó a Copenhague para asistir a un acto que iba a ser de propaganda pero que pasó a ser viral por el rapapolvo que le propinó la catedrática Marlene Wind.