Porque tiene una parafina exterior en la que resbalan convencionalismos, porque aunque demuestre una seguridad absoluta uno lee en su literatura -que es la fuente más sincera de sentimientos del mundo, muy por delante de la confesión de un católico-, que cualquier decisión tiene múltiples consecuencias y que casi todas son aterradoras». De aquello Aloma aprendió a ser paciente, a administrar su sapiencia, a caminar y caminar con una vida dentro y otras esperando fuera.