Tras cada bufanda, tras cada bandera y tras cada pancarta que exhiben los ultras en un campo de fútbol, no importa que su ideología sea afín a la extrema derecha o izquierda, subyace un problema mucho más profundo, y que trasciende las gradas. Las pancartas y banderas exigiendo la unificación de los presos de ETA que aparecen en los estadios vascos tienen tanto que ver con el fútbol como las pancartas contra la independencia de Cataluña o la inmigración que asoman en las gradas ultras de extrema derecha.